Saltar al contenido

Medicamentos vs «la sopita de pollo» para la vida (1)

Última actualización el 20/octubre/2015

Imagen: chef3d.blogspot.com

En su número más reciente JAMA publica un estudio donde aparentemente el Escitalopram es eficaz para el control de los bochornos en la menopausia. No me atrevo a debatir el artículo en sí, puesto que no lo tengo a la mano y en este momento no tengo acceso a su versión on-line, prometo que al conseguirlo, agregaré en una nota al pie de esta entrada, un comentario al respecto.

En realidad es que mi análisis en este momento, va dirigida no a la publicación médica en sí, sino a la columna que se generó en torno a ella en el diario Público.es. Comparto, he de aclarar, el hecho de que en la práctica actual de la Medicina, los médicos estamos sobremedicando (no puedo excluírme, tanto porque sería vanagloriarme, como porque he caído en la práctica). Tendemos a quererlo solucionar todo, inclusive, como menciona la autora, los hechos cotidianos de la vida.

Así es, creo que hay cosas que no necesitan un fármaco, algunos son los casos que citan en la columna (calvicie, «tristeza», menopausa, transtornos de la erección), pero creo que hay que ser un poco más cuidadosos al respecto y no irnos tan superfluos, es ahí donde creo que el artículo de Ainhoa Iriberri, si bien comparte mis ideas, podría tener, creo algunos puntos flojos, creo que le faltó algo, tal vez, al final de mi análisis logremos encontrarlo.

Empecemos, y para ello me iré directamente al tema que originó ambos artículos, ¿es la menopausia una enfermedad? En definitiva, no. Es un hecho que toda mujer pasará por un ciclo en su vida, en donde al final, se encuentra la menopausia, así que entonces, esta es una situación normal de la vida en todo ser humano del sexo femenino; poco menos estudiada está la andropausia, y probablemente el auge más grande se dió en otro caso mencionado por Iriberri, los transtornos de erección e inclusive otro de ellos, la calvicie.

Viene aquí mi reflexión, por no ser una enfermedad ¿debemos dejar que las mujeres sufran los síntomas de la menopausia? Reitero mi postura contra la medicación innecesaria, pero no por ello mi respuesta puede ser un tajante NO, creo que la necesidad o no de la terapia farmacológica en la paciente, dependerá más que nada de la intensidad de los síntomas, recordemos que salud no solo implica la ausencia de enfermedad, sino un completo bienestar en el aspecto físico, mental y social del individuo (OMS). Por lo tanto, si los síntomas están afectándo una o más de estas esferas y requieren una intervención, creo que es deber del médico ofertar el tratamiento más apropiado, sea cual fuere, un antidepresivo, reemplazo hormonal, ambos u otro totalmente diferente, valorando por su puesto el costo-beneficio, tomando por costo, no solo la parte económica, sino las complicaciones que la intervención pudiese tener.

Creo que el tema del problema de erección, si bien es muy similar, tiene connotaciones también mercadológicas, donde los laboratorios farmacéuticos han intervenido de sobremanera. Los transtornos de la erección, antes que nada deben valorarse a profundidad, la solución no únicamente (y no siempre) están en dar una pastilla ya sea azul, amarilla o naranja. Por lo general estos problemas vienen precedidos de otras enfermedades, las cuales tienen prioridad en su atención, tal es el caso de la Diabetes Mellitus, en otras ocasiones, podrá ser causa de un proceso natural de envejecimiento, es cierto, pero bajo la misma premisa que en el párrafo anterior, creo que hay que ser cuidadosos y en cada caso, valorar si es necesario o no dar el tratamiento, muchas veces bastará con hablar con el paciente y con su pareja (es un tema a tratarse con 2 individuos) y la pastilla saldrá sobrando.

Vamos, no debemos de profundizar mucho más, es cierto, como menciona al cierre el artículo de Ibarri, la industria farmaceútica no tiene toda la culpa, pero no podemos excluirla, contribuye en gran manera al problema al incentivar al paciente a buscar el medicamento y en propiciar que el médico lo prescriba. Sin duda otro responsable será el galeno, que caiga en el error, ya sea víctima de la mercadotécnia de la industria, de la falta de tiempo de consulta para valorar bien el problema, de la presión del paciente, o peor la ignorancia o el lucro. Vayamos paso a paso, que este es un círculo vicioso… (Segunda parte)