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Milagros baratos que salen caros

Última actualización el 20/octubre/2015

Versión extendida del artículo publicado en Ultra Noticias

Practicar la Medicina cada vez es más fácil… o así lo hacen ver los medicamentos «milagro».

Cada vez que prendo la televisión, que cada vez es menos, me duele la cabeza de tan solo ver como inventan cosas maravillosas, que curan todos los males y me pregunto, si eso es cierto ¿por qué aún hay gente que se enferma? Claro, más de un defensor de esta charlatanería me dirá que es porque la industria farmacéutica, los gobiernos, los médicos o todos coludidos, colaboramos para que estos productos no salgan a la luz, pues son la panacea y llevarían a la bancarrota a todos.

Pues déjenme decirles que estoy de acuerdo en un punto, aquí hay un negocio, pero es de aquellos que no solo sí salen a la luz, sino también salen en la televisión, cada vez con más horarios, en canales abiertos y de paga, tienen más cobertura que la boda del príncipe Guillermo. Hay negocio de quien lo promueve, por su puesto que le vende más espacio que lo que dura el programa. ¿Qué me dicen del interés económico de quien presta su imagen y nombre, muchas veces personalidades públicas como son los artistas o inclusive médicos que venden su cédula, todo por engrosar la billetera?. Y ni que decir de aquellos que se supone vigilan por la calidad de los productos que se ponen a la venta y que prometen resultados sobre la salud, que se hacen ojo de hormiga y permiten que llenen de mentiras y falsas esperanzas a la ciudadanía, por cuya salud se supone velan.

Recuerdo cuando salía de mis guardias del internado en el Hospital General de México, donde si no vestía de blanco me abordaban entre otros personajes un abogado para incitarme a demandar (tema que ya tocaré otro día) y un merolico, que te daba un panfleto que prometía «aliviar la diabetis (así se escribe lo que cura, no debe ser diabetes… digo yo), el mal de orin, el vaciamiento, la bilis, la hernia jiatal (¿DE JIOTES?), la hipertensión, el embolio, cólera, empachamiento, el «six» (nunca supe si se hablaba del de cerveza o qué), mal de ojo y hasta el SIDA«. Para alcanzar la cura había que subirse al metro, llegar a la terminal Indios Verdes, bajarse, caminar 3 cuadras, pararse en el teléfono público, marcar el número que ahí indicaban y alguien pasaría a buscarlo… si salía vivo de ahí, ya era un milagro.

La televisión se ha vuelto el nuevo merolico, utilizando a figuras públicas, como Maribel Guardia quien promociona terapias con “células madre” como si se pudieran conservar en un bote y fuera tan sencillo. Los productos milagro dejan a las televisoras cifras millonarias y mientras los intereses económicos se mantengan en pie, las modificaciones de ley propuestas por el titular de la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), Miguel Ángel Toscano Velasco, jamás verán la luz. Tan solo Cicatricure y Aspexia juntos invirtieron más de $1,500,000,000 en publicidad según un estudio de KP Alazraki Central Media, publicado por la revista Proceso el año pasado.

Si piensa que esto se encuentra solo en la clase socio-económica-«cultural» más desfavorecida, se equivoca, hoy el internet (del que aunque no lo crea, somos beneficiarios muy pocos), se encuentra infestado de falsas curas, algunas han trascendido y cuentan ya con páginas de Facebook como el QIAPI-1, si ese famoso medicamento del Dr. Solis basado en la «fotosíntesis humana».

Cientos de ejemplos más que nos topamos en internet con tan solo buscarlo, prometen las mil y un maravillas gracias a la implantación de placenta, timo (eso es lo que es, ¡un timo!), cerebro, páncreas y fémur de cerdo, oveja negra (¿qué diferencia hay con la oveja blanca o la parda y la pinta?), etc.

Algunos se anuncian como distribuidores de “productos suizos sorprendentes” como HUMACELL. Curiosamente dicha empresa está demanda en aquel país europeo por usurpar el nombre de la terapia. Quien demanda asegura que la compañía antes mencionada no tiene registro alguno, ni en Suiza, los EUA ni otros países donde supuestamente tiene presencia. Los medicamentos que produce BIOCELL (parte acusadora), si bien ofrecen estimular el sistema inmune, hormonal, etc. no lo hace bajo principios de implantación de órganos ajenos al cuerpo, sino por medio de isoflavonas, minerales, vitaminas e incluso terapia de reemplazo hormonal, todo ello bien comprobado bajo métodos científicos.

Además de controversial la técnica ofertada por HUMACELL y otros, carecen de sustento científico y al igual que el Dr. Solis argumentan el origen «científico» de sus «descubrimientos», pero cuando se les solicita la evidencia, refutan «recordemos que la palabra Ciencia no tiene un significado universalmente aceptado.» (Palabras del Dr. Solis en un debate en Facebook sobre el QIAPI-1).

Pero ¿qué más da? Mientras haya demanda habrá oferta, la gente sigue creyendo en milagros y siempre habra quien se los venda, sin importar la salud y mucho menos la ética. Solo hay algo seguro, tras renegar de los médicos, todos los usuarios de estos milagros llegarán a los hospitales, tristemente con consecuencias, ya sea por el mismo «milagrito» (vease a Alejandra Guzmán) o por la enfermedad, que nunca se curó y sí se complicó.

Y yo me pregunto: ¿dónde quedó la famosa uña de gato que curó de todos sus males a Andrés García? Hoy es el hongo michoacano y hace un par de años era el mangostán y antes el jugo Noni. Si tan buenos resultados dan, ¿por qué han perdido tanta fuerza? Se los dejo de tarea…