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Trabajo en equipo

Última actualización el 20/octubre/2015

Para construir un nido, estas hormigas tejedoras de Malaysia deben juntar unas hojas con otras. El cuerpo alargado (de entre siete y ocho milímetros) es una ventaja, ya que cada hormiga se agarra con las patas y las mandíbulas a los bordes de la hoja adyacente. Si sus cuerpos no son suficientes, los insectos se entrelazan para formar una cadena. (Imagen: adictamente.blogspot.mx)

Como lo he dicho en muchas ocasiones, al estar en contacto con los alumnos, quien más aprende es el maestro. En estas últimas semanas me he llevado grandes lecciones que se agregan o refuerzan sin lugar a dudas las recomendaciones de mis maestros.

Y quiero retomar un tema en particular que en la ciencia tiene gran importancia aunque en muchas ocasiones lo olvidamos, el trabajo en equipo. Podemos desglosarlo en varios  estudios publicados al respecto, tanto por psicólogos como por biólogos y de ahí tomar un análisis al trabajo científico, médico o de cualquier otra área en que se desenvuelva el ser humano.

Sabemos que el ser humano es una especie altamente socializada, vivimos en comunidades grandes donde cada uno de nosotros cumple una función específica. Sin embargo los científicos buscan una explicación a este comportamiento desde el punto de vista biológico, por lo que se han hecho estudios en diferentes especies animales.

Por ejemplo en las abejas, las cuales han evolucionado en base al trabajo grupal, hay una relación tan estrecha que se les considera a toda la comunidad como un “súper-organismo”.  Las funciones de recolectar polen, fabricar miel, reparar el panal, alimentar a las crías y reproducirse están tan diversificadas que cada individuo tiene características que lo hacen único entre otros grupos. Situaciones similares se dan en las sociedades de las avispas, hormigas y termitas.

Otras comunidades animales no tienen funciones tan específicas, por ejemplo una manada de cebras, pero en comunidad se brindan protección contra los predadores. Así mismo en algunas de estas manadas, el líder (por lo general el más fuerte) es quien tiene el privilegio de reproducirse, mientras tanto cada miembro de la manada tiene la responsabilidad de buscar su propio alimento y las hembras de procrear. Los delfines por su parte no solo cumplen con funciones similares sino que para la protección mientras unos ayudan a los más débiles o enfermos, otros tienen funciones de vigía.

Por su parte investigadores de Noruega en el 2007 hicieron estudios en donde buscaban lograr trabajos industriales exitosos en base a empleados ordinarios. Partieron de la premisa del futbol, donde analizaban como la selección noruega podía batir a sus similares de Brasil, Inglaterra o Argentina cuando, evaluando la selección en forma individual estaban muy por debajo de sus oponentes deportivos. Anderesen y Sæther, se percataron de que cuando se trata de los “mejores” jugadores corren el riesgo de centrarse en sus cualidades individuales y en discusiones interminables sobre diferentes soluciones. Por el contrario, equipos más débiles técnicamente, realizan tareas de forma más rápida y con mejores  resultados al ser conscientes de que forman parte de un equipo.

Estos investigadores señalan que además los empleados deberán tener ambición, buscar la innovación y la creación de valor en relación con los clientes y el mundo exterior, otorgándoseles responsabilidad.

Aquí retomo lo que mencionaba al principio de esta columna, si uno está abierto y es observador, siempre encontrará enseñanzas, muchas veces de donde menos se piensa. Siempre he creído que los alumnos te pueden enseñar, que es mentira que el maestro lo hace y ellos reciben, es en realidad una actividad comunitaria, una especie de trueque. En ocasiones esta enseñanza viene dada a través de las palabras del estudiante, pero en otras ocasiones de su propia conducta, ya sea individual o grupal, como es el caso que me trajo a escribir esta reflexión.

En la Escuela de Medicina de  Universidad Cuauhtémoc, se realizó una campaña, que culmina el día de hoy, para apoyar a una asociación pro-animal, de esta manera se busca juntar alimento para los perros, o bien a través  de recolección de plástico, particularmente Poli Etilén Tereftalato (PET), canjearlo para brindar apoyo a dicha asociación.

Con la finalidad de buscar la participación del alumnado, no solo como un compromiso social, sino como una lección de vida, un servidor y varios maestros buscamos incentivarlos motivándolos con lo que teóricamente más puede interesarle a un alumno, su evaluación académica. Obviamente un servidor lo que premiará será la recolección de PET a través del trabajo en equipo, curiosamente algunos de ellos han confundido esto y piensan que lo que busco es la cantidad de producto que obtengan como si con ello yo obtuviera un beneficio y buscan “comprar” su punto extra con el dinero necesario para adquirir una tonelada de plástico reciclable.

Esto me llevó a dos reflexiones:

Muchas veces como seres humanos, particularmente en la idiosincrasia del mexicano, predomina la ley del mínimo esfuerzo, prefieren comprar el PET que reunirlo, sin entender que al hacerlo al final pierden, pues quien lo vende ya lo hace por encima del precio al que se le venderá al reciclador.

Por otra parte y aún más triste es ver que no pueden juntarse como grupo a ver de que manera reúnen dicho material, y es que como mexicanos pensamos que somos muy unidos, pero en realidad no logramos en muchas ocasiones establecer una comunidad ni siquiera cercana a las de las manadas más “primitivas”, pues ni siquiera formamos equipo para defendernos.

Esto se ve reflejado en los resultados de trabajos científicos o en las labores médicas interdisciplinarias, donde el buscar sobresalir como individuos se refleja en malos resultados en cuanto a la calidad y eficiencia del trabajo. Ojalá pensemos en mejorar como COMUNIDAD.

Fuentes: Ciencias.es | agenciasinc.es